¿Has tenido pérdidas de memoria en el embarazo? ¿Se te olvidan más las cosas desde que eres madre? ¿Eres más despistada? Pues quizá seas una “cabeza de chorlito”, como yo.
Sí, sí, que no me lo estoy inventando. Nunca lo había oído hasta que una amiga me dijo que existía. Así que, como me gusta hacer, indagué sobre el tema y en efecto: el “Síndrome de Cabeza de Chorlito” es una realidad, ni se me va la pinza ni me vuelvo loca.
Siempre he tenido -incluso he presumido de ello- buena memoria (más Alfonso, mi marido, que le encanta contar el memorión que “tiene Ángela”) y empecé a tener los primeros despistes, las primeras pérdidas de memoria en el embarazo. Tonterías, cosas como ir al supermercado sin lista de la compra (muy habitual) a por tres cosas y volver con dos; quedar en hacer una llamada y olvidarme si no lo tenía apuntado… Vamos, tener un poco la mente dispersa, que se suele decir.
Durante el embarazo hay muchos cambios físicos, como los hormonales, pero también hay otros que son de factor psicológico como, por ejemplo, el cambio de prioridades. Eso parece ser uno de los desencadenantes del “Síndrome de Cabeza de Chorlito”. Digamos una especie de mecanismo de protección innato de la madre que centra todos sus esfuerzos en pensar en el bienestar del bebé como prioridad absoluta y, claro, como dice mi madre, de esas aguas vienen estos lodos. El resultado son pequeñas pérdidas de memoria en el embarazo (y también cuando ya está aquí el bebé) que dejan espacio libre para cosas que el cerebro materno considera más importante.
Al subidón de hormonas se suma la falta de sueño una vez nace el bebé y todo esto provoca que la concentración y atención disminuya y de ahí la sensación de pérdidas de memoria en el embarazo e incluso en los primeros meses del bebé (que a veces, seamos sinceros, es más que una sensación). ¿Sabéis incluso que me pasaba a mí las primeras semanas de vida del bebé? Había veces que dudaba entre si algo era real o lo había soñado. ¡Ojo! Cosas sin importancia, del tipo: “¿me dijo mi amiga Covi que me llamaría el viernes o lo soñé?” Tan factibles de haber sido soñadas como de haberme pasado realmente. Pero la verdad es que esto, según fui descansando más, no me ha vuelto a pasar.
Moraleja: ¡qué increíble es la naturaleza! Nunca deja de sorprenderme. Qué maravilla cómo nace ese instinto maternal de protección que, sin planificarlo, de forma totalmente involuntaria, deja hueco a lo que realmente es importante: el bienestar del bebé.