Hace un par de semanas amanecimos el sábado con ganas de organizar una excursión improvisada, y después de darle unas cuantas vueltas nos decidimos por buscar en internet planes con niños en Santander.
La verdad es que fue un poco sobre la marcha porque nos levantamos los tres a las 10h y no teníamos mucho margen de tiempo (entre desayunar, ducharnos y ponernos en plan ya nos va media mañana).
Habíamos barajado varias opciones pero de repente me acordé del Palacio de la Magdalena de Santander y de que cuando era pequeña íbamos de vez en cuando porque había un zoo, y algo me sonaba que a pesar de que muchos animales se habían llevado a Cabárceno (otra súper idea si estáis buscando planes con niños en Santander o alrededores) había aún alguno por allí.
Así que lo siguiente fue reservar en un restaurante (me gusta llevar todo organizado para evitar imprevistos. Primero por el niño, que se pone muy tenso –como su madre- cuando tiene hambre y segundo porque nada me fastidia más que disponerme a pegarme un buen homenaje gastronómico y quedarme con las ganas porque no hay sitio) y ponernos en marcha.
Como ya decía, no habíamos madrugado así que decidimos ir primero a comer y luego a La Magdalena. Queríamos un restaurante donde se comiera bien pero que tampoco fuese muy “de postín” porque queríamos una comida relativamente rápida y comida fácil para el pequeño (que come genial, por cierto). Y en tierra de rabas, pues qué quiere que te diga…
Al final apostamos por El Machi, uno de los clásicos de Santander y fue todo un acierto. Había gente de todo tipo: matrimonios solos, parejas que alargaban el vermú, familias con la abuela mayor, y muchos matrimonios con hijos únicos pequeños, como nosotros. Nos atendieron súper bien y al final nos felicitaron por haber podido con toda la barbaridad de comida que pedimos, jajajaja.
Delante pedimos unas rabas y unos fritos de cazón (sin exagerar media ración larga de rabas se la comió el pequeño y, salvo cuatro trocitos de cazón que tomamos nosotros, también se trapiñó toda la ración de tiburón).
Detrás tomamos un arroz a banda con calamares y una caldereta de pulpo para compartir.
Y de postre yo todavía me atreví con un helado de leche de oveja con fresas en vino que estaba de muerte (soy una cheese lover en toda regla). Aquí mi marido se rajó y se tomó solo un café, mientras el pequeño se tomó una copa de helado de mantecado artesano. ¡Ah! y de beber nos tomamos un par de cañas cada uno y agua (para cumplir jajjaja).
Pagamos unos 86€, bastante comedido para la cantidad que comimos. La verdad es que la ración de arroz es enorme así que para tres que éramos (al pequeño ya le contamos hace mucho como uno más) hubiese sido suficiente con las rabas y el arroz y la caldereta de pulpo, todo para compartir.
Si vais tened en cuenta una cosa que a mí me gusta mucho y es que te preparen el arroz para uno y así no tener que buscar aliados en la mesa para compartir, que es un rollo, jajjaja.
Después de comer nos fuimos a La Magdalena. Hacía añísimos que no iba por allí y la verdad es que es tan bonito como lo recordaba. El Palacio es precioso (y una visita imprescindible para alguien como yo a quien le rechifló la serie Gran Hotel jajajjaja).
Al pequeño lo de los animales le gustó muchísimo, como era de esperar, sobre todo porque nos tocó la hora de la comida. A mí me sigue pareciendo que están en recintos muy muy pequeños. Me gusta, en ese aspecto, mucho más Cabárceno.
La entrada a la Península de La Magdalena es gratuita y lo único que es de pago es El Magdaleno, un trenecito turístico que te lleva por todo el recinto y que podéis reservar en este enlace que encontré a posteriori. Va desde la entrada, sube hasta el alto donde está el palacio y te deja donde los animales. Luego lo que tienes que hacer es volver a subir caminando si quieres ver el palacio, nosotros fue lo que hicimos. Es un paseo muy bonito por el bosquecillo que rodea todo, así que es un buen plan. Eso sí nos solmenaron como unos 8€ por el paseo en cuestión.
Tuvimos mucha suerte con el tiempo ya que en el norte estamos teniendo un invierno genial y ese día debía haber unos 18 grados, alguno más al sol, así que estaba súper agradable.
Así que ya sabéis, si estáis pensando en hacer un plan con niños en Santander, os recomiendo a tope tanto el restaurante El Machi como la Península de La Magdalena.
¿Sabéis de algún otro plan que mole en Cantabria?