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Béaba Bib´Expresso, también conocido como el invento del siglo

Cuando conocí este aparato vimos la luz, de ahí que lo denomine el “invento del siglo”. Y es que tras 10 meses de lactancia (al principio muy muy peleada, pero eso ya lo contaré en otro post) llegó el momento  de pasarnos al biberón (no de manera voluntaria sino por culpa de una maldita muela que me la jugó y por lo que tuve que tomar medicación incompatible con la lactancia).

Y, claro, mi pequeño chupóptero –al que ponía al pecho como un millón de veces a lo largo de la noche- cuando se pasó al bibe hizo lo que su padre y yo esperábamos: sustituir exactamente cada toma de pecho por una de bibe.

Antes de conocer el aparatejo en cuestión, irnos a la cama era un auténtico show: cuatro biberones con sus cucharadas de cereal y de leche de fórmula (solo los polvos) y, aparte, los correspondientes cuatro termos con el agua calentita. De esta forma, lo que conseguíamos era llevar la justa medida de agua para volcar en cada bibe prácticamente a oscuras, con nocturnidad y alevosía, en cuanto notábamos que el ratón se movía lo más mínimo.

¿Y qué era lo que pasaba? Que cuando abrías el termo el agua estaba o totalmente fría (sí, ya sé que no pasa nada por hacerlo con leche fría pero si yo en invierno me despertase de noche con hambre, me gustaría tomarme un vasito de leche caliente -y no fría- para volver a conciliar el sueño) o que te habías pasado con la temperatura y aquello estaba para escaldar pollos y quitar plumas.

¿Resultado? Levántate corriendo a calentar el agua en el micro (algo que a toda costa quieres evitar porque el chupóptero, acostumbrado a la inmediatez del pecho, no te da ni un segundo de chance y es capaz de despertar al edificio entero, sin el más mínimo remordimiento, con su voz de futuro contratenor) o levántate corriendo (lo de ir corriendo es igual en ambos casos) a añadir agua fría al agua que tenías hirviendo en el termo consiguiendo el equilibrio térmico que quieres mientras te levantas a oscuras corriendo por la casa, chocando con todo y con los ojos pegados. ¡¡Ah!! Y esto lo multiplicas por la cantidad de biberones que quiera tomar en una noche. ¡¡Subidón de adrenalina… ríete tú de La Legión!!

Cuando más arriba decía que “hizo lo que su padre y yo esperábamos: sustituir exactamente cada toma de pecho por una de bibe” lo digo porque nuestro último pensamiento antes de ir a la cama siempre iba destinado a aquellos “expertos” en el funcionamiento de un bebé que te dicen cosas como “es que tienes que pasarle al biberón para que te aguante la noche entera” o “es que eso es que se queda con hambre con el pecho”.

Bien. Pues para todos aquellos que opinaban que mi pequeño chupóptero se quedaba con hambre con el pecho, que sepan que, cuando se pasó a los bibes, el campeón se trapiñaba uno antes de domir, otro a las 5 de la madrugada y otro a las 8 de la mañana, cada uno de ellos de 180 ml con cereales y, para reforzar un poco por si acaso, por el medio, a eso de la 1 y pico se tomaba uno de 210 ml con cereales también. Así que no, como ven ustedes, no pedía mucho pecho de madrugada porque se quedara con hambre con la leche de su madre sino porque el que es comión es comión, qué se le va a hacer.

Béaba Bib´Expresso

Bueno, pues a lo que iba, que me lío y no cuento lo que venía a contar. Que qué maravilla el día que descubrimos el Béaba Bib´Expresso. Permite tres funciones distintas: calentar el agua para los biberones, calentar al baño María y, por último, esterilizar los biberones.

La verdad es que nosotros solo usábamos la primera de ellas. Vuelcas el agua en el aparato, le das a un botoncito y en cuanto pita, en tan solo 30 segundos, tienes el agua a 37º. Para vaciarla pones el biberón debajo (como si fuera una taza en una cafetera) y bajas la palanquita y sale como si estuvieses preparando un café.

¡¡De verdad que es una auténtica maravilla!! Te permite preparar el biberón en un pis-pas sin encender la luz (con la lucecilla de los botones es suficiente) y siempre lo tienes a la temperatura perfecta.

Como os contaba, tiene otras dos funciones. Una que permite calentar el biberón ya preparado al baño María y otra que, a través del recipiente que tiene detrás, te deja esterilizar los biberones.

Yo la verdad es que estaba tan contenta con que me calentara el agua del bibe que nunca le quise pedir nada más, para no abusar 😉

Dónde comprarlo

Pues como pasa con todos estos aparatos se puede comprar en un montón de sitios. Ronda los 90-100€ (precio que varía –algo que no puedo entender- en función del color que se elija). Pero después de investigar un ratito por internet acabé, como muchísimas otras veces, comprándolo en Amazon  por… ¡¡66,43€!! Creo que es una de las cosas que más he amortizado en toda mi vida.

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